

Este clásico del cine mudo fue el primer film que explotó el movimiento de cámara. Narra cómo el portero de un lujoso hotel, un anciano orgulloso de su trabajo y respetado por todos, es bruscamente degradado a mozo de los lavabos. Privado de su antiguo trabajo y del uniforme que le identifica, intenta ocultar su nueva condición, pero su vida se va desintegrando lentamente.
En El Último F.W. Murnau no sólo puso el cine en "movimiento", también experimentó al máximo las posibilidades de la cámara con el fin de reducir los rótulos o intertítulos a la mínima expresión. Murnau hizo que la cámara subiese a los ascensores, recorriese pasillos, cruzase los umbrales de las puertas y siguiese al protagonista, Emil Jannings, por las calles transmitiendo su orgullo de trabajar como uniformado portero de un hotel; orgullo que esa misma cámara transforma en vergüenza y humillación cuando es relegado a encargado de los lavabos.
Ficha técnica